Fiesta

La belleza en esta vida tiene diez colores y su aroma lo arrastra el viento. También espinas. La belleza en esta vida aparece de repente, amarilla, al bajar la carretera cada tarde, roja oscura alrededor de los estanques, rosa empolvado, naranja, blanco roto. Explota de color lila o albaricoque debajo del cielo, ya casi empezando a marchitarse por el borde de los pétalos, tan suaves, como una quemadura. Una edad desenfocada, un vestido azul. Cerca del ruido del agua, tras los muros, en las noches cortas, bajo los arcos  y las estrellas, junto a las judías, rodeando la huerta, una plenitud; que a la abuela le gustan mucho, que vienen los gatitos negros y se tumban debajo. La belleza de esta vida trepa o se arrastra, te queda a la altura de las manos. Gafas de sol, muy oscuras, perdida, como volcada en el medio de un sueño y  la exuberancia. Transportada. ¿De dónde vendrá tanto a erguirse y prosperar, tan de repente? ¿De dónde se eleva la gloria germinante que sostiene el mes de mayo en las aceras? ¿Los múltiplos de cinco, sus corimbos al sol? Adornada de rosas y de mirto, mi cabeza va ligera mientras la primavera avanza.