Acontecimiento

Viroleta, alhelí, viola de olor. Te he olido en el claro mientas el perro hocicaba en la tierra buscando trufas, tal vez. Clavelina, violetón oloroso, aromática, morada, verdadera doble violeta doblada, arrastrada; te escondías tímida bajo tus hojas verdes ásperas de corazón reniforme, bajo las hojas pardas de los árboles este invierno, entre las espículas secas de los pinos y las ramas caídas. Pero ese olor llegando desde mis cinco años al lado del pozo y la pila donde lavaba la abuela, ese olor de fiesta, de abundancia. Pleno y fragante, redondo. Junto al olor a jabón y el miedo a caerme al pozo, y no llegar al fondo nunca. Y las manos enfriándose. Delicada curva húmeda derramando olor dulce azul. Desde esta sombra, solitaria, puja la primavera en tus cinco pétalos, tres apuntando a la tierra y dos al cielo. En tus raíces largas como cabelleras enjabonadas, un punto de luz escondido, en tu estilo ganchudo y tus estolones, como en los tréboles y las cintas. Mi historia la unifica un olor, mi camino: una cápsula con tres valvas que contiene la semilla.

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